Conclusiones del informe del Global Innovation Índex 2020.
Soy de los que creen que innovar requiere un esfuerzo de información y de enfoque global, aunque nuestro marco de operación sea un negocio local. Cualquier cambio a miles de kilómetros nos va a afectar en nuestra pequeña empresa u organización, local o regional, y además en poco tiempo.
Para ello, nos interesa disponer de fuentes que nos permitan actualizar la perspectiva global. Y el informe sobre la innovación del GII (Global Innovation Índex) es una de ellas, además de la multiplicidad de información inmediata que nos viene en el día a día.
Por ello nuestro sistema de información, estaría compuesto de unas fuentes seleccionadas para la información inmediata y otras como el GII, el Cuadro de Innovación Europea (EIS), etc. para ver la perspectiva y formarnos una idea de las tendencias.
¿Qué nos dice el informe GII 2020?
Ver o descargar el informe completo GII 2020
En los “key findings” del informe encontramos las siguientes seis conclusiones:
1.- Una conclusión evidente: La crisis COVID-19 repercutirá en la innovación, y los dirigentes deberán actuar para pasar de la contención a la recuperación.
La crisis actual golpeó el panorama de la innovación en un momento en que la innovación estaba en un cierto auge. Hasta 2018, el gasto en investigación y desarrollo (I+D) creció a un ritmo más rápido que el PIB mundial, tras recuperarse con fuerza de la crisis financiera de 2008-2009.

Ahora, que se prevé que el crecimiento económico mundial disminuya considerablemente en 2020, cabe preguntarse si también disminuirán la I+D, el capital disponible y la determinación política de fomentar la innovación
Es evidente que no se debería disminuir el esfuerzo de empresas e inversores en I+D y en innovación para garantizar su futuro. Empresas del sector TIC, por ejemplo, tienen buenas reservas de efectivo, y el impulso hacia la digitalización debe fortalecer la innovación.
Es probable que en el sector farmacéutico y de la biotecnología se produzca un crecimiento impulsado por el renovado interés en la I+D en el ámbito de la salud. Otros sectores clave, como el del transporte, tendrán que adaptarse rápidamente por el renovado interés que suscita la búsqueda de “energía limpia”.
Además, la crisis de COVID-19 bien podría catalizar la innovación en muchos sectores tradicionales, como el turismo, la educación y el comercio minorista. También podría impulsar la innovación, la forma en que se organiza el trabajo a nivel de empresa y empleados y la forma en que se reorganiza la producción a nivel mundial y local.
Aprovechar el potencial mencionado es ahora esencial y requerirá el apoyo de los gobiernos, así como modelos de colaboración y una inversión continua del sector privado.
2.- En la crisis actual hay menos fondos para la innovación. Pero también hay esperanza
En el contexto del tema monográfico GII 2020, “¿Quién financiará la innovación?”, una pregunta clave es el impacto de la crisis actual en las empresas emergentes, el capital disponible y otras fuentes de financiación de la innovación.
A diferencia de 2009, lo positivo es que, por ahora, el sistema financiero es sólido. La mala noticia es que en Norteamérica, Asia y en menor medida Europa las cifras de capital riesgo están disminuyendo drásticamente.

De hecho, las actuales inversiones en capital riesgo se concentran en unos pocos puntos de atracción de capital riesgo en el mundo, y solo unos pocos de esos puntos se encuentran en economías emergentes. Los puntos neurálgicos del capital riesgo, que son: Singapur, China, (con Hong Kong), Luxemburgo, EE. UU, el Reino Unido, la India e Israel, seguirán siendo los polos.
Cabe destacar que parece que el capital riesgo y la innovación se han reorientado hacia la salud, la enseñanza en línea, la gestión de macrodatos (big data), el comercio electrónico y la robótica.
Por otro lado, globalmente los gastos en I + D están muy concentrados en un par de miles de empresas en todo el mundo que son responsables del 90% de la I + D financiada por empresas. La figura siguiente muestra la distribución de los gastos corporativos globales en I + D por sectores.

La siguiente muestra las empresas con mayor inversión en I+D de cada sector y sus contribuciones en el crecimiento global del gasto en I + D.

Es útil señalar que, para la mayoría de estas empresas, la innovación es ahora un componente vital de su estrategia empresarial en el entorno competitivo internacional.
Algunas de estas empresas y sectores se ven menos afectadas negativamente por la crisis del COVID-19 que otras.
Estas empresas suelen tener buenas reservas de efectivo y, dado el mayor impulso hacia la digitalización durante esta pandemia, el impacto de la crisis en los ingresos de estas empresas o sectores puede ser positivo.
3.- La geografía mundial de la innovación está cambiando; China, Vietnam, la India y Filipinas avanzan de manera constante.
Este año, la geografía de la innovación sigue cambiando, como lo demuestran las clasificaciones GII. A lo largo de los años, China, Vietnam, India y Filipinas son las economías con más progreso significativo en su clasificación de innovación GII. Todas cuatro están ahora entre los 50 primeros.
En nuestra entrada anterior ya ofrecimos las tablas resultado del GII 2020 por países.
Suiza, Suecia y los Estados Unidos encabezan la clasificación global de la innovación, seguidos por el Reino Unido y los Países Bajos.

Este año por primera vez hay una segunda economía asiática, la República de Corea, entre las 10 primeras, junto con Singapur y la geografía de la innovación sigue transformándose.
Las economías de mejor rendimiento según el Índice Global siguen siendo casi exclusivamente del grupo con alto PIB per cápita. China es la única excepción, ya que ocupa el puesto 14 por segunda vez consecutiva y sigue siendo la única economía de ingresos medianos entre las 30 primeras del Índice.
4.- Algunas economías en desarrollo presentan un resultado muy alto en innovación.
Cuanto más desarrollada está una economía, más alta es su capacidad de innovación y viceversa. La curva del gráfico que mostramos a continuación ilustra esta relación bastante predecible entre innovación y desarrollo.

Sin embargo, algunas economías rompen con este patrón. Su rendimiento se sitúa por encima o por debajo de las expectativas, a veces mucho. Obtienen resultados superiores o inferiores a los que corresponden al potencial de su economía según su PIB o ingresos. Estas variaciones de potencial se observan en la imagen siguiente.

5.- Persisten las divisiones regionales, si bien algunas economías albergan un importante potencial en innovación.
A pesar de un “acortamiento de la distancia” entre países, existen diferencias regionales: América del Norte y Europa están a la cabeza, seguidas de Asia Sudoriental, Asia Oriental y Oceanía, y, más alejadas, África del Norte y Asia Occidental, América Latina y el Caribe, Asia Central y Meridional y África Subsahariana, respectivamente.
Un ejemplo de las divisiones regionales son las marcas, que son un aspecto importante de la vida cotidiana y un elemento importante de la puntuación de un país en activos intangibles.
¿Qué economías tienen las marcas más valoradas?

En promedio, las empresas que invierten más en innovación invierten más en sus marcas; es una forma importante para que obtengan rendimientos de sus inversiones en innovación e I + D. Para avanzar en las cadenas de valor globales y aumentar sus márgenes, las empresas en economías de ingresos bajos y medios buscan, cada vez más, desarrollar sus propias marcas o adquirirlas en el extranjero.
Como resultado, las inversiones en marcas globales se acercaron al medio billón de dólares y representan una parte creciente del PIB, equivalente a aproximadamente un tercio de la inversión en investigación y desarrollo (I + D) global.
6. La innovación se concentra en los polos o clústers de ciencia y tecnología (S&T) en determinadas economías de altos ingresos, además de en China.
También existen grandes diferencias en lo que respecta a la clasificación de los polos o clústeres de ciencia y tecnología a escala mundial.
Los 100 principales se encuentran en 26 economías, de las cuales 6, (Brasil, China, la India, Irán, Turquía y Rusia), son economías de ingresos medianos. Los EE. UU. siguen contando con el mayor número de clústeres (25), seguidos de China (17), Alemania (10) y el Japón (5).

En 2020, Tokio-Yokohama sigue siendo el polo más dinámico, seguido de Shenzhen-Hong Kong-Guangzhou, Seúl, Beijing y San José-San Francisco.
Por primera vez, GII 2020 presenta los 100 principales clústers, de los cuales mostramos los primeros 50, clasificados por la intensidad de su actividad científica y tecnológica (S&T), es decir, la suma de los porcentajes de sus patentes y publicaciones científicas dividida por su población. Desde esta nueva perspectiva, muchos clústers europeos y estadounidenses presentan una mayor actividad científica y tecnológica que los correspondientes polos asiáticos. En esta esfera destacan Cambridge y Oxford, en el Reino Unido, seguidos de Eindhoven (Países Bajos) y San José-San Francisco (EE.UU.).
Una parte interesante es el estudio de intensidad en ciencia y tecnología (S&T) de cada clúster con relación a la población de su área de influencia.

Algunos de ellos, por su zona de influencia de muy alta población, (Tokio-Yokohama) obtienen un índice notablemente más bajo que otros como Cambridge u Oxford en UK. Barcelona y Madrid se sitúan en término medio-bajo.
¿Quién financiará la innovación?
La innovación es la mejor manera de impulsar el desarrollo económico y la generación de más y mejores niveles de empleo. El encontrar la mejor forma de financiar la innovación es uno de los temas clave en las áreas empresariales y políticas del siglo XXI.
La pandemia del COVID-19 y su enorme impacto personal y económico ha hecho y va a hacer más urgentes tanto la innovación, como las necesidades de su financiación.
El GII 2020 ha dedicado 15 capítulos, con responsables políticos, expertos académicos y líderes empresariales intentando arrojar luz sobre el estado del financiamiento de la innovación, investigar la evolución de los mecanismos existentes y señalar el progreso y los desafíos pendientes.
En primer lugar creo interesante presentar este gráfico con las fuentes más consolidadas de financiación según el ciclo de vida de las empresas.

Desarrollos recientes en la financiación de la innovación
La falta de fuentes de financiación, por muchas causas, puede generar una preocupante falta de inversión en innovación. Esto es particularmente cierto cuando hay un alto riesgo tecnológico o de otro tipo asociado con la innovación, cuando las empresas y empresarios no tienen liquidez y falta de crédito, y en las economías emergentes o en fase de desarrollo, donde los mercados financieros aún no existen o son débiles.
Hoy en día, los innovadores disponen de mecanismos de financiación, incluyendo a una variedad de nuevos actores, como organizaciones sin fines de lucro, fondos soberanos (SWF), inversiones de ciertas fortunas personales y microfinanciación.
- Los mecanismos tradicionales de financiación de la innovación incluyen sistemas de apoyo público, inversiones en innovación específicas de las empresas y mecanismos basados en el mercado inversor que apuntan específicamente a la innovación, como préstamos, capital privado y capital riesgo (CR).
- Los nuevos mecanismos incluyen empresas corporativas, mercados de propiedad intelectual (PI), microfinanzas, crowdfunding y canales tecnológicos.
Las inversiones de capital riesgo aumentaron en las últimas dos décadas, pero sufren la reciente caída causada por la pandemia. Además, en general unos pocos ganadores se llevan la mayor parte del resultado.
Y la financiación con capital riesgo (Venture Capital. VC) es un evento poco común: solo alrededor 0,17% de las nuevas empresas obtienen financiamiento de capital riesgo. En los últimos años, los «ganadores» se encuentran cada vez más entre ampliaciones, empresas en etapa avanzada y los llamados «unicornios», empresas jóvenes y generalmente centradas en la tecnología valoradas en más de mil millones de dólares.
Los fondos soberanos han contribuido en parte a esta tendencia con su concentración a la financiación de empresas próximas a sus intereses nacionales. Los fondos soberanos se diferencian de otros inversores por su carácter, tolerancia al riesgo y horizontes temporales, invierten en tecnologías disruptivas y empresas en etapas iniciales mientras equilibran las inversiones tecnológicas con inversiones para la competitividad de su economía del bienestar.
Si bien sus recursos financieros han ayudado a prosperar a muchas empresas emergentes, sus inversiones han suscitado preocupación relacionad con el resurgimiento del nacionalismo económico.
En el informe se surgen además los siguientes tópicos sobre el tema «¿Quién financiará la innovación?».
El capital riesgo. El acceso a la financiación de la innovación está sesgado entre países y sectores.
Si bien EE. UU. ha sido tradicionalmente el mercado de capital riesgo más grande a nivel mundial, otros países también han adoptado este modelo. Han surgido nuevos focos en Europa, Israel y más recientemente en China e India y, en menor medida, en algunos países del sudeste asiático, América Latina y África.
A pesar de este signo positivo, las tasas de penetración siguen siendo desiguales entre países en diferentes etapas de desarrollo, e incluso entre países con niveles de ingresos similares. Las inversiones de capital riesgo se concentran en unas pocas ciudades.
Por ejemplo, 11 ciudades, 6 en EE. UU., 3 en China, Londres y Bangalore, representan más del 60% del total de inversiones en todo el mundo. Es probable que esta división se vuelva aún más pronunciada en los años posteriores a la actual crisis económica.

Un subconjunto de innovaciones, en particular, aquellas que pueden generar rendimientos a corto plazo, atraen la mayoría de las inversiones de capital riesgo. Por el contrario, parece que los avances científicos y tecnológicos reciben menor atención, con independencia de su necesidad social.
El capital riesgo está muy concentrado en áreas como el software, servicios de TI, productos y servicios al consumo y en servicios financieros. Estos sectores no solo absorben la mayor parte de los recursos financieros disponibles a través de CR, sino que su crecimiento ha sido bastante rápido en los últimos 10 años. La sanidad, el hardware de TI, la energía y los materiales no han captado el mismo nivel de capital riesgo.
Es probable que la crisis actual profundice aún más esta tendencia, y los sectores y empresas que tienen un horizonte de investigación más largo se enfrenten a restricciones financieras más severas.
Los fondos soberanos (SWF)

Otras formas de financiación, como las inversiones de los fondos soberanos, también se concentran, principalmente en Estados Unidos y Asia, y mucho menos en Europa y otros lugares.
Algunos fondos soberanos se han creado específicamente para invertir en sus economías nacionales y fomentar su desarrollo económico, diversificación y la mejora de sus niveles de vida. Los ejemplos incluyen a Francia, Irlanda, Turquía, Kazajstán, Marruecos, Omán y Singapur.

Curiosamente, con mucho más capital paciente disponible, los fondos soberanos son más adecuados para invertir en empresas con tiempos de incubación más largos, como la asistencia sanitaria. Más allá de la atención médica, los SWF han mostrado interés en el software empresarial, los servicios al consumidor con elementos de alta tecnología (como el comercio electrónico) y la tecnología para el consumidor, al tiempo que prefiere tecnologías prácticas que resuelven los problemas diarios y crean nuevas oportunidades para los clientes.

Sin embargo, en la actualidad aumenta la necesidad de financiar innovaciones disruptivas, “los cambios de paradigma”, son más necesarios que nunca.
Cambios sociales significativos exigen grandes inversiones en campos tecnológicos intensivos en ciencia y con amplios horizontes de investigación.
La financiación de innovaciones que pueden contribuir a los desafíos de la sociedad es una piedra angular en las políticas de innovación europeas, como se describe, por ejemplo, en el caso de la República Checa.
Los sistemas de innovación sólidos deben equilibrar las empresas emergentes, las que se hallan en crecimiento y/o ampliaciones y las empresas maduras.
Muchas veces se concibe la inversión en innovación como algo solo referente a la inversión en nuevas empresas. Sin embargo, encontrar el equilibrio adecuado entre la financiación de nuevas empresas, ampliaciones y empresas maduras es fundamental para los sistemas de innovación.
Pero en muchas partes del mundo, las empresas emergentes todavía atraen la mayor parte de los recursos financieros para la innovación, a pesar de que el «desarrollo y la ampliación» es la verdadera prueba de fuego para la innovación.
Por ejemplo, la India cuenta con un ecosistema de ‘Startups’ muy activo y alberga 6 de las 100 ciudades más emprendedoras del mundo, con Bangalore ocupando la undécima posición mundial.
Incluso en otras economías de ingresos medianos y bajos, la inversión en nuevas empresas se ha convertido en la piedra angular de la política de innovación, a pesar de que el fenómeno del «medio faltante», es decir, la escasez de empresas medianas, amenaza los ecosistemas de innovación.
Parece sin embargo, que recientemente se ha producido un cambio hacia las etapas posteriores, lo que refleja los intereses de inversores no tradicionales, incluidos los fondos soberanos y los fondos mutuos. Si esto se realiza, las empresas permanecen más tiempo como propiedad de sus emprendedores iniciales. Y los “exit”, que ya disminuían en 2019, se han vuelto aún más raros durante la crisis de la pandemia.
También parece que el vacío creado por este cambio ha sido cubierto parcialmente por inversores ángeles, aceleradores y plataformas de microfinanciación (crowdfunding).
Las empresas maduras y establecidas también necesitan acceso a la financiación para poder introducir nuevas innovaciones, incluidas algunas innovaciones radicales, y para evitar volverse obsoletas.
Esta necesidad de que las empresas maduras y existentes puedan acceder al capital de innovación es un punto vital y a menudo, olvidado. En general, los responsables de la política y los financieros están obsesionados en las nuevas empresas especialmente centrados en los “unicornios” como fuente sagrada de innovación.
Desde los principios de la era industrial, la inversión en innovación ha sido una combinación de inversión en empresas emergentes, en desarrollo y maduras. Sin embargo, encontrar el equilibrio adecuado es fundamental.
Los nuevos instrumentos, que han aumentado las expectativas, están ayudando, pero no han aliviado por completo las restricciones financieras en las economías en desarrollo.
El microcrédito ha sido aclamado como una importante innovación financiera para ayudar a aliviar las restricciones crediticias que enfrentan las comunidades desatendidas.
Los microcréditos han facilitado el acceso al crédito a empresarios/as sin recursos y zonas rurales. Hasta hoy, sin embargo, el microcrédito no se ha utilizado siempre para fomentar el emprendimiento y la innovación transformadora. Muchos de los préstamos de líneas de microcrédito son para la subsistencia y con un interés limitado en la innovación.
Las nuevas tecnologías permiten a las empresas y emprendedores conectarse a plataformas Fintech que, entre otros servicios, aportan financiación alternativa y que se está extendiendo por todos los ámbitos, afectando a las economías y países emergentes y en desarrollo.
En general, la microfinanciación es particularmente adecuado en la fase previa o “semilla” de un proyecto de innovación, que es también la fase en que la financiación se está agotando más.
A pesar de estas perspectivas, el impacto real de Fintech y otros instrumentos sigue siendo difícil de evaluar en esta etapa temprana.
El mercado de ideas y propiedad intelectual (IP) está creciendo, pero persisten las barreras
La propiedad intelectual se ha utilizado durante mucho tiempo para señalar la calidad y viabilidad de un proyecto de innovación. Esto ha resultado útil para reducir los costes de financiación, atraer nuevos inversores, calificarnos para programas gubernamentales, e ingresar a consorcios internacionales.

La propiedad intelectual también constituye una especie de «póliza de seguro»: si la empresa quiebra, sus ideas y sus activos intangibles aún pueden venderse o licenciarse. También es cada vez más utilizado como garantía para préstamos, con muchos gobiernos en todo el mundo facilitando estas prácticas para reducir las dificultades en garantizar sus inversiones.
Sin embargo, todavía no hay mercados de propiedad intelectual que tengan el tamaño y volumen de una Bolsa de valores, ni grandes Plataformas de Internet para el comercio de bienes intangibles, a pesar de numerosos iniciativas para establecer mercados de IP emergentes.
Varias cuestiones aún ponen en peligro los mercados de ideas y la propiedad intelectual. El primero y más importante es la valoración. El valor de una IP depende en gran medida del contexto. La valoración también se ve obstaculizada por el hecho de que, hasta la fecha, todavía no existe un método estándar para valorar que sea uniformemente aceptado
En algunos países como Austria, Francia, los Estados Unidos y Reino Unido se implementan auditorías de IP con varios grados de éxito. Estos instrumentos pueden y deberían usarse más.
Algunas conclusiones
Una combinación de políticas cuidadosamente diseñada es esencial para mejorar el panorama financiero de la innovación
Un mensaje político general emerge de los capítulos del informe monográfico de este GII:
Ningún instrumento de política de innovación puede resolver todos los problemas que un país o una economía puede enfrentar en relación con su sistema de innovación.

La recomendación a los gobiernos es que deberían estudiar y diseñar una particular combinación de políticas que aborde los diversos obstáculos para la financiación, maximizando elementos complementarios entre mecanismos y fuentes de financiación.
De hecho, el apoyo del gobierno puede ser directo o indirecto y las fuentes de fondos pueden ser públicas, privadas o una combinación de ambas. Algunas combinaciones pueden estimular la innovación, mientras que otras pueden hacer inútiles los esfuerzos al respecto.
En el informe del GII se recomiendan tres acciones de política gubernamental:
- Primero, los gobiernos pueden jugar un papel importante en la eliminación de los riesgos tecnológicos.
- Este papel del gobierno es incluso más importante hoy en día, dada la actual disminución de las posibilidades de financiación propios de las empresas y la reducción del capital riesgo (VC) para empresas en etapa temprana y sectores emergentes.
- Ejemplos de cómo los gobiernos pueden intervenir en esta área incluyen el uso de subsidios para financiar la creación de prototipos a empresas y pymes, junto con subvenciones, adquisiciones y compromisos de compra anticipada.
- En segundo lugar, reconociendo las persistentes brechas financieras en el mundo y haciendo esfuerzos concretos para desarrollar mercados de capital riesgo más activos. Más allá de ofrecer incentivos fiscales a los financieros de capital riesgo, los gobiernos podrían decidir convertirse en capitalistas de riesgo. Hay ejemplos de gobiernos que han establecido empresas estatales para ello.
- En tercer lugar, y específicamente en lo que respecta a los países en desarrollo y economías emergentes, se necesitan políticas que permitan que los mercados financieros se convierten en mecanismos que estimulan la innovación.
El GII 2020 identifica una serie de acciones políticas específicas que podrían ayudar a los países en estos esfuerzos.
Colaboraciones
Actualmente la apertura y la colaboración internacional en materia de innovación están amenazadas.
No obstante, la búsqueda conjunta de soluciones médicas durante la pandemia ha demostrado, entre otras cosas, la fuerza de la cooperación.
La rapidez y eficacia de esta colaboración ponen de manifiesto que las iniciativas coordinadas a escala internacional en materia de I+D pueden contrarrestar claramente la tendencia a un mayor aislamiento y responder a las necesidades importantes de la sociedad, tanto en el presente como en el futuro.