Antes de afrontar la pandemia, estábamos en buscar soluciones al cambio climático.
El planeta, decíamos, está en peligro. Nuestra Tierra amenazada.
Ahora vemos, que los que estamos en peligro somos nosotros. La tierra, no sólo no es nuestra, sino que en poco más de un mes, comienza a mostrarnos como se recupera, y de un modo u otro, se limpia y regenera.
Una pandemia, por otro lado no del todo imprevisible, nos muestra que los que tenemos que cambiar somos nosotros.
Hemos visto también la falta de conocimientos y preparación para afrontar fenómenos o amenazas y como los medios y recursos de que disponemos los dedicamos a otras cosas.
Es por ello, que también de esta crisis debemos aprender.

Me referiré aquí a un aspecto muy parcial y quizás pequeño de la crisis, lo que ahora se espera, una crisis económica y crisis en las empresas y organizaciones.
Mi amigo Gilles Lauga [1], consultor, agricultor y amante de la navegación, solía utilizar un símil marino, que me gustaría reproducir:
La experiencia de afrontar la crisis
¿Estamos en una crisis global? La experiencia de navegar en un entorno tempestuoso puede hacernos cambiar de rumbo si queremos sobrevivir o quizás, salir reforzados. Si el entorno es tempestuoso y la crisis global, la experiencia y la concentración en la estrategia y los objetivos clave, puede ser lo más útil.
Prepararse
Dicen que nunca es demasiado tarde para prepararse. La tempestad nos pasará por encima y el optimismo natural probablemente no va a ayudarnos. Este sería el programa y los objetivos a conseguir:
1. – Es hora de ver las previsiones meteorológicas y cartas de navegación.

¿Hasta qué punto estamos a salvo de los peligros costeros? ¿Todavía es posible cambiar de rumbo y evitar el ojo de la tormenta.? ¿Cómo nos pueden ayudar y sacar provecho de los fuertes vientos y fuerte oleaje?
La ruta es más fácil cuando es bien conocida o se dispone de los medios adecuados que nos señalen alternativas, cuando el equipo de a bordo está bien entrenado y dirigido.
¿Qué tal un buen navegador para poder considerar las opciones y sus consecuencias?
El puente de mando debe estar lo más claro posible. Todo debe estar bien acoplado. Cada uno debe saber su rol exacto, de que es responsable y lo que precisa para comunicarse con el capitán.
2. – Ponga sus procesos bajo un estricto control.
Asegúrese de haberse agarrado bien firme a sus clientes actuales más importantes. Este no es el momento de perder ninguno. Tampoco es el momento de perder su tiempo y dinero con un proveedor o servicio flojo. Debe asegurarse de que cada proceso funciona a la perfección. Hay técnicas que se aplican aquí adecuadamente.
¿Cómo montar en las olas en lugar de desafiarlas frontalmente cada dos segundos?
3. – Asegúrese de mantener una buena visibilidad y comunicación exterior.

Este no es el momento de perder su energía, hacer demasiadas cosas es tan malo como hacer poco. Se precisa un buen pronóstico y planificar bien para que se cumpla. Ello le evita el desperdicio de recursos. Probablemente precisa disponer de varias alternativas realistas.
Hay otras técnicas para mejorar su visibilidad en el entorno.
4. – Concéntrese en su estrategia
Un líder conoce mejor que nadie su visión y su estrategia. Conoce mejor que nadie sus puntos fuertes. Concéntrese en ellos sin desviarse. Evite la diversificación en este período, por el contrario, asegúrese de que todo su equipo está centrado en el corazón de su estrategia. También hay técnicas y herramientas para centrarse en su estrategia y llevarla al día a día, al momento preciso.
5. – Gestione el riesgo pero vaya a por las oportunidades.
Ahora es el momento para administrar su posicionamiento con cuidado. Convierta oportunidades en proyectos y gestione sus proyectos de forma profesional y excelente. Infórmese para la gestión de riesgos y oportunidades, sobre herramientas para dirigir sus proyectos y programas.
6. – Asegúrese que su personal forma un equipo.

Este no es el momento de jugar con el personal. El equipo es la clave, es más fuerte que la suma de individuos. El flujo de información es vital para todos: el mensaje correcto en el momento adecuado. La construcción de un fuerte equipo debe alcanzar el nivel de sentimientos de cohesión, para compartir los objetivos casi instintivamente.
7. – Reconsiderar la competición frente a la colaboración.
Una vez que el cielo se despeje, será el momento para reanudar la carrera. Debe estar preparado para acelerar la actividad tan pronto como sea posible. Levante la cabeza para anticiparse a los próximos desafíos. Para ello pueden hacer falta alianzas.
8. – Reparar y reforzar lo que se ha roto.

Es necesario sacar provecho del aprendizaje y estar mejor preparado para la próxima crisis. Será diferente, vendrá desde otra dirección pero se requerirá de una cultura innovadora.
Mantener las buenas prácticas: el despliegue estratégico, gestión de programas y la agilidad en los proyectos, previsión de la demanda y asegurarse de la oferta, mejora continua, y sobre todo, mantener el espíritu de equipo y mantener el entusiasmo en su zenit.
También nos damos cuenta de que al final de la travesía, cuando la hemos superado como verdaderos profesionales, somos más fuertes que nunca.
Un resumen de puntos clave para la gestión de la crisis:
- Una cultura de la austeridad priorizando gastos e inversiones, es decir, unas prácticas de ahorro entendibles y aceptadas para todos, directivos y empleados. La opulencia ya no se percibe de manera positiva.
- No confiar del todo en las ayudas, pueden servirnos si las hay, pero deberíamos evitar basarnos en ellas para seguir.
- La necesidad de liderazgos competentes y capaces. Si tenemos otra vez la posibilidad de elegir tengámoslo en cuenta. Después de analizar la organización y el comportamiento de los cargos de responsabilidad.
- La importancia de una buena comunicación, honesta y verídica, para alinear las acciones colectivas y como herramienta principal de los líderes para poder convencer. La transparencia produce más respeto y motivación para exigir sacrificios.
- Un liderazgo inclusivo, es decir el que incluye a todos en las decisiones y fomenta la formación y el trabajo en equipo. Reclutar para sobrevivir. El enfoque en todo momento a la estrategia y los objetivos.
- Eliminar los “tapones” en la organización y los procesos, dando salida al talento escondido. Un apoderamiento a equipos multidisciplinarios que eliminen “cuellos de botella”
- Una organización más plana y enfocada a procesos. Los departamentos ya no son estancos y los procesos transversales para remar en la misma dirección. Orientarse a proyectos como forma de organización, si es posible.
- No olvidarse nunca de la liquidez. Las deudas son una carga difícilmente soportable. La cultura del endeudamiento también está en crisis.
- Fidelización. Mimar a los clientes clave, no perder ni uno y tratar a los proveedores como aliados. Políticas de alianzas en toda la cadena de suministro extendida a su totalidad. Pasar de la competición a la colaboración.
- Estar preparados para muchos cambios de paradigma.
- Reordenar las actividades para conseguir masas críticas y los análisis de costes llevarlos a nivel de actividad o incluso de pedido si es posible.
[1] Guilles Lauga: En Amazon. En LinkedIn